PROTECCIÓN INFANTIL: EL PAPEL DE LA ESCUELA





Los niños necesitan protección, ya que dependen de otras personas para satisfacer sus necesidades y para su supervivencia y bienestar. Los padres y madres son la fuente principal de protección para los niños y el recurso normal para cubrir sus necesidades básicas. Pero es imposible que los padres y madres puedan atender directamente todas y cada una de las necesidades de sus hijos: cuidados físicos, médicos, estimulación cognitiva, supervisión, etc. Para ello, cuentan con sistemas de apoyo informales (por ejemplo, familiares, amistades) y formales (por ejemplo, servicios educativos, sanitarios, Servicios Sociales) que les ayudan, complementan y cuando es necesario les sustituyen temporalmente en el cumplimiento de las responsabilidades parentales.

Cada uno de estos “niveles o agentes de protección” (familia, y servicios informales y formales de apoyo) cumple una serie de funciones y debe asumir una serie de responsabilidades respecto al cuidado de la salud física y emocional de los niños, a su educación, y al apoyo y seguimiento de su proceso de desarrollo. Aunque la responsabilidad principal respecto a la protección y bienestar de los niños recae en sus padres, cumplir ese objetivo requiere necesariamente la implicación activa y la actuación conjunta de los restantes “agentes de protección”.


Hay ocasiones en que los niños sufren un daño serio a causa de la actuación inadecuada de alguno de los “niveles de protección”. Pueden ser víctimas de agresiones directas o de la desatención de sus padres y madres, víctimas del funcionamiento inadecuado de un determinado servicio u organización (lo que se conoce como “maltrato institucional”), o víctimas de la agresión de otra/s persona/s (sea adulto o menor de edad).

Ante estas situaciones, todos, ciudadanos o profesionales, somos responsables de la protección de los niños, y debemos actuar en colaboración, cada uno en el ámbito de sus competencias y posibilidades, para protegerles de esas agresiones, y garantizar la salvaguarda de sus derechos, su bienestar y la satisfacción de sus necesidades básicas.


Los profesionales del ámbito escolar pueden encontrarse ante tres tipos de menores en situación de desprotección:
1.Menores víctimas de malos tratos o desatención por parte de sus padres, madres o responsables legales.
2. Menores víctimas de acoso escolar.
3. Menores víctimas de maltrato institucional.


Los centros escolares y los profesionales que en ellos trabajan tienen la obligación ética y legal de intervenir en todas estas situaciones para proteger al niño. No obstante, el procedimiento de intervención no es el mismo en las tres situaciones. Cada una de ellas tiene implicaciones diferentes y, por tanto, requiere un abordaje diferente.

Descargar:
http://www.navarra.es/NR/rdonlyres/7CDFC772-5F82-4F5E-8879-C69C9B550676/92040/DesproteccionEscuela1.pdf

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